A pesar de todos los avances que ha experimentado la Odontología en los últimos años, el miedo y la ansiedad provocados por el tratamiento dental continúan siendo dos aspectos muy comunes en los pacientes de todo el mundo. Tanto así, que a través de estudios estadísticos recientes se ha podido demostrar que hasta un 25% de los adultos evitan o postergan concurrir a la consulta del Odontólogo por temor a sufrir dolor, constituyendo la circunstancia una verdadera barrera psicológica que impide, en ocasiones; recibir la atención necesaria y preservar la salud oral. Y aunque las estrategias de manejo del comportamiento son útiles en la gran mayoría de los casos, no son siempre efectivas, sobre todo al enfrentar a individuos excesivamente nerviosos, aprensivos o que presenten discapacidades que les impidan cooperar. Y es precisamente en esas vicisitudes, en las que la interacción entre el profesional y el doliente falla, y en las que las técnicas de acondicionamiento habituales parecen no funcionar, en las que se debe considerar la posibilidad de aplicar recursos clínicos alternativos para MANEJAR LA ANSIEDAD y el estrés preoperatorio.
Actualmente, la anestesia local por infiltración continúa siendo sin discusión alguna, el método más sencillo, frecuente y efectivo para dispensar y asegurar un tratamiento dental libre de dolor; sin embargo, es también incuestionable el hecho de que es un procedimiento que per se puede causar incomodidad y rechazo, debido a la necesidad de aplicar una o varias inyecciones dentro de la boca.
Y es definitivamente en esas situaciones, en las que ni siquiera es posible tolerar una punción, en las que debemos recurrir a otras técnicas anestésicas como la Sedación Consciente, que representa una opción farmacológica válida, pertinente y muy eficaz para el control del miedo, el estrés y el dolor; viabilizando el tratamiento odontológico y evitando las típicas confrontaciones con el paciente pediátrico o adulto hipersensible. Además, una EXPERIENCIA ATRAUMÁTICA, prácticamente garantizará el retorno voluntario de estas personas a sus controles periódicos de rutina durante la infancia y la edad adulta.