Todo estímulo o ente agresivo capaz de comprometer la integridad estructural de un diente es también capaz de causar daño, infección o necrosis de su tejido pulpar. La pulpa dental o “nervio” de un diente es un tejido conectivo especializado que se aloja en su parte interna a todo lo largo de la corona y raíz. Cuando un traumatismo, un desgaste dentario excesivo o el avance indiscriminado de una caries no tratada alcanza, expone o infecta ese tejido pulpar, y queremos por supuesto conservar el órgano dentario; no queda otra alternativa que extirparlo para luego desinfectar y ensanchar mecánicamente los conductos radiculares vacíos de modo que sean capaces de recibir un material de obturación inerte, estéril y biocompatible que los ocupe por completo, evite el dolor y la propagación del proceso infeccioso. En esto consiste un TRATAMIENTO DE CONDUCTO. Si no es realizado a tiempo, pueden formarse grandes abscesos faciales, flegmones o procesos celulíticos extremadamente dolorosos y agresivos que pueden diseminarse rápidamente y comprometer seriamente otras estructuras vitales de la región orofacial, y en casos extremos; hasta la vida del paciente.
Dado lo intrincada y variable que resulta la anatomía radicular de los dientes y el hecho de que los conductos son pequeñas cavidades inaccesibles a la vista, es un campo de trabajo considerablemente hostil y difícil, por ende es necesario que el Odontólogo posea amplios conocimientos anatómicos de la MORFOLOGÍA RADICULAR y haya desarrollado un sentido de percepción táctil muy especial que le permitan localizar, acceder, instrumentar y rellenar los conductos con suma precisión, sin margen de error posible. Es de nuestro parecer que tales cualidades solo se logran cursando estudios formales de la Especialidad y limitando la práctica profesional exclusivamente al área de Endodoncia.
Nuestra Endodoncista cuenta con los últimos avances tecnológicos como los sistemas rotatorios de alta velocidad para la instrumentación mecánica de conductos, localizador electrónico de ápices radiculares, radiología digital computarizada o RADIOVISIOGRAFÍA que reduce al mínimo la emisión de rayos X y modernos sistemas de obturación termoplástica que disminuyen casi a cero los índices de fracaso clínico y la necesidad de retratamientos, cirugías endodónticas periapicales, apicectomías y extracciones dentales.